jueves, 4 de enero de 2018

Él se enamoró de sus flores y en otoño no supo qué hacer

Pues no os lo vais a creer, pero he ido procrastinando la entrada del año pasado hasta que me he colado al siguiente. Antes de empezar, por cierto, he de advertiros de que en esta ocasión encontraréis mi labia mucho más desenfadada y jacarandosa; si sois ascetas de la prepotencia podéis releer entradas más antiguas.

Una vez terminado el último verano del que dejé constancia en este diario públicamente personal pude empezar a ordenar la biblioteca de casa, algo que llevaba varios años queriendo hacer.

Una de las dos zonas con libros

jueves, 20 de octubre de 2016

Fuiste tú, rock'n roll callejero bebiendo blues

Siguiendo por donde lo dejamos (hace más de un año) y tras sacarme un Cambridge C1 en inglés, el verano tras segundo curso empecé mis andanzas como becario en el laboratorio de robótica de la Facultad de Informática. Tras actualizar la página web y ayudar al director del centro, además de docente, con su libro de puertas lógicas y álgebras de Boole, me encontré con tener que comunicar una cámara térmica con uno de los robots que allí había. Y no pude resistirme a esta foto.

Selfie térmico a 4:3
Pero un par de meses más tarde, empezando tercero, mi exprofesor de Sistemas Operativos y del curso de Videojuegos Multiplataforma con OpenFL, además de Director Académico de la UCLM y director del Centro de Tecnologías y Contenidos Digitales, tuvo a bien pensar que sería buena idea trabajar con un tío que se hace selfies térmicas, así que tras proponérmelo renuncié al mundo de la robótica y empecé como becario en el C:TED.


martes, 30 de junio de 2015

¿Dónde está la canción que me hiciste cuando eras poeta?

Sin ganas de trabajarme una verbosa introducción como antaño, pasaré directamente a la miguilla de esta entrada; mi 2º curso en la ESI. Esta vez, menos Lógica e Ingeniería del Software, todas las asignaturas fueron en inglés.


De las cinco asignaturas que gocé el primer cuatrimestre, empecemos con Sistemas Operativos, la asignatura del hombre del CV de 25 páginas (releyendo parece que lo digo con ironía, y para nada; lo tengo como una semideidad). En sus exámenes de laboratorio fue donde descubrí mi don (o mi maldición) para programar en C con la punta de jmacs. Realmente sacar una nota decente en Operativos es bastante fácil; con más de 5 en cada parte de la asignatura te suman 1.5 puntos en la nota final.

Como en todas las asignatuars, un trabajo gordo no podía faltar. En el caso de Operativos fue bastante interesante; un conjunto de programas en C que manejaran procesos, stdin/out y tuberías en Linux. Por si tú, fiel lector informático, estás un poco atascadete y no sabes cómo hacer el último, te paso un link a mi repo, y de paso los exámenes que hicimos, fotocopiados.



miércoles, 20 de agosto de 2014

Alors elle danse

Mucho mas humilde tras leer Tiempo de silencio, doy paso a la siguiente entrada de este ahora humilde blog, enemigo de lo hiperbólico, para contar, a modo de diario públicamente personal, como sabéis, mi periplo por segundo de bachiller, PAEG, el primer año de Ingeniería Informática modalidad bilingüe y lo que notablemente me salga d se presente entre medias.

Si antes mi verbo dejaba qué desear, desde mi matriculación en los estudios de grado apenas puedo unir frases coherentes. Ignoro si mi cerebro ha desconectado temporalmente dichos caminos neuronales para dar preferencia a aquellos encargados de un pensamiento espacial o si será algo perenne; lo iremos descubriendo de aquí en adelante (no reírse, aquí hay ciencia).

Para empezar, y ya que después de este intenso último año no recuerdo apenas más allá del primer cuatrimestre, demos un rápido repaso a lo que fue mi segundo de bachiller.

Spoiler: vídeo de la Graduación




martes, 2 de abril de 2013

¿Y qué hago aquí, a diez mil kilómetros de tus besos?


Tras un merecido descanso, que sé habéis pasado desasosegadamente compungidos, mis ávidos lectores, vengo a narraros, a modo de diario públicamente personal, nuestro periplo a tierras salamanquinas. Hallaréis varias similutudes con nuestro anterior odisea a Galicia, aunque encontraréis mi labia más cultivada y sagaz, como corresponde a la diferencia, a nivel cronológico, entre entrada y entrada.

Rondarían primeros de febrero cuando nuestra profesora de lengua, Raquel, salamanquina, entró exaltante en clase al grito de "¡Que nos vamos a Salamanca!".

¿Qué?, fue lo primero que pensamos.

Resulta, nos contó, que había estado mirando ofertas y hostales, y había decidido montar el tinglado en torno a una quimera, en la que profesores, directores y consejos escolares estaban de acuerdo en aprobar el mismo. Que no fue exactamente lo que pasó. Por lo que contó, tuyo que discutir hasta con el de la limpieza asiduamente durante casi un mes para que le dejaran organizarla.

A falta de profesores que se apuntaran a pasar un fin de semana con una panda de hijos de puta lejos de sus mamás en una residencia universitaria ajenos a cualquier tipo de norma, tuvo que hablar con la señorita conserje, que muy simpática accedió. Pero no bastaba con ella, sino que había que llevar a otro docente a la misma, plaza que acabó ocupando la profesora de música -muy maja, por cierto-

Tras el machacón correspondiente a la árdua segunda evaluación, llegó por fín el viernes 22 de marzo, día de despegue. Levantándonos, los más audaces, a las 7 de la mañana (sí, habéis leído bien) para, con mucho amor, prepararnos nuestros respectivos bocadillos -incluso ajenos, si te hacían el lío- y empezar acabar de hacer la maleta, partimos en un autobús, con letras neonesas que rezaban SALAMANCA, en dirección a la misma.